Hacer tu propia masa madre puede ser una experiencia gratificante, ya que te permite crear una masa madre única controlando el sabor y seleccionando el tipo de harina que prefieres. Así que, si estás interesado en hacer tu propia masa madre, ¡no dudes en probarla!
1. Día 1:
Combina agua y harina en un frasco. Mezcla hasta que la harina esté completamente hidratada y no queden grumos secos. Cubre el frasco sin apretar con una tapa o una toalla de papel asegurada con una liga y deja el frasco en un lugar cálido durante 24 horas.
50 g harina
50 g agua
2. Día 2:
Saca tu masa madre y revuélvela bien. No es necesario añadir nada, solo aireala y déjala nuevamente por otras 24 horas. Si ves que se forman burbujas, ¡genial! pero incluso si no hace nada, también está bien. Sólo dale tiempo.
3. Día 3-14:
Alimenta la masa madre con una proporción de 1:1:1 (por ejemplo, 20 g masa madre + 20 g agua + 20 g harina) usando una mezcla 50/50 de harina integral y harina todo uso. Repite este proceso cada 24 horas durante al menos 14 días o hasta que la masa madre esté activa y burbujeante.
4. Día 15 en adelante:
Una vez que la masa madre esté activa, burbujeante y duplique su tamaño a las pocas horas de alimentarla, entonces podrás usarla para hornear. (El tiempo que tarda la masa madre en alcanzar su punto máximo puede variar entre 4 y 12 horas después de alimentarla, dependiendo de la temperatura ambiente). Después de este punto, recomiendo alimentarla con una proporción de 1:2:2 (por ejemplo, 20 g masa madre + 40 g agua + 40g harina).