1. Esparce la masa madre.
Prepara una bandeja para hornear con papel encerado. Vierte la masa madre y extiéndela uniformemente. Asegúrate de que sea una capa delgada.
2. Seca la masa madre.
Deja la bandeja en un lugar fresco y seco sin tapar por 24 horas.
3. Revisa la masa madre.
Después de 24 horas, revisa si la masa madre está completamente seca y crujiente. Si es así, está lista para romperla en trozos pequeños o molerla hasta convertirla en polvo. Si aún está fresca, déjala más tiempo.
4. Guarda la masa madre.
Guarda la masa madre seca en un recipiente o bolsa hermética en un lugar fresco y seco para uso futuro.